El salario mínimo para 2026, que desde ahora se llama salario vital, quedará en dos millones de pesos (incluyendo el subsidio de transporte), según lo anunció este lunes el presidente de la República, Gustavo Petro, en su alocución de fin de año.
El incremento se calculó no solo con base en indicadores como inflación y productividad, sino en otros que permitieron un aumento más justo y con los que se garantizarán mejores condiciones de vida para los trabajadores y sus familias.
Al respecto, el mandatario precisó: “El salario vital con auxilio de transporte, año 2026, que será el mínimo en Colombia, pero vital, es de 2 millones de pesos, con auxilio de transporte”.
Indicó que, sin auxilio de transporte, para 2026 se pasará a un salario vital familiar de 1’746.882 pesos, cifra “que implica un crecimiento respecto a este año, que aún no termina, de 22,7 por ciento”.
Explicó que, en términos reales, es decir, “descontando la elevación de precios de la canasta familiar y de otros bienes, el resultado que nos da, calculando hacia el año entrante, es 18,7 por ciento real”.
El jefe de Estado explicó que el concepto de salario vital está ordenado por la Constitución, pero que “en 34 años no se ha utilizado en Colombia” y que tiene carácter de ingreso vital, familiar, y que no es individual, porque “los trabajadores y trabajadoras en general no viven solos, viven en su familia, en la familia de sus padres y madres, si son jóvenes, o la de sus parejas, sus hijos, sus hijas”.
Entre las bases para el nuevo cálculo salarial está el artículo 53 de la Constitución de 1991 que ordena una normatividad que tenga en cuenta principios laborales mínimos como la igualdad de oportunidades para los trabajadores, una remuneración mínima vital y móvil, estabilidad en el empleo, irrenunciabilidad de beneficios y la favorabilidad hacia el trabajador cuando existan dudas o interpretaciones en derecho. También, la garantía de seguridad social, descansos, protección especial de la mujer, pagos oportunos y respeto a los derechos pensionales.
La OIT define el salario vital como “el ingreso necesario para asegurar un nivel de vida digno a los trabajadores y sus familias”, teniendo en cuenta el contexto económico de cada país y calculado sobre una jornada laboral normal. Este modelo es una forma de analizar si el ingreso alcanza a cubrir las necesidades esenciales, teniendo como resultado un mayor bienestar y acceso efectivo a bienes y servicios fundamentales.
El salario deja de ser únicamente una variable económica y se convierte en una herramienta de justicia social, orientada a garantizar condiciones básicas de vida para los hogares trabajadores. Actualmente, la OIT establece una serie de componentes que deben ser considerados al estimar un salario vital. Entre ellos se encuentran:
—Alimentación suficiente y nutritiva, que cubra las necesidades básicas del hogar.
—Vivienda digna y servicios públicos, como agua, luz y gas, que permitan estabilidad familiar.
—Acceso a salud y seguridad social plena.
—Educación, considerada imprescindible para las oportunidades futuras del núcleo familiar.
—Transporte y otros gastos cotidianos.





